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Título: Bienvenidos al fin de mundo (The World’s End)
Director: Edgar Wright
Guión: Simon Pegg, Edgar Wright
Producción: Tim Bevan, Eric Fellner, Nira Park
Dirección de fotografía: Bill Pope
Reparto: Simon Pegg (Gary King); Nick Frost (Andy Knightley); Martin Freeman (Oliver Cahmberlain, ‘El Profeta’); Paddy Considine (Steven Prince); Pierce Brosnan (Guy Shepherd); David Bradley (Basil)
Duración: 109 minutos
País: Reino Unido
Año: 2013
Distribuye: Universal
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Germán Esteban Espinosa
Gary King reúne a sus amigos de la Universidad, veinte años después, para completar la Milla de Oro, un recorrido de doce Pubs que tumban hasta al más experto de los bebedores. Parece que va a ser una película de madurez contra adolescencia, recuperación de la infancia, golpes y chistes tipo Resacón, y poco más. ¡Pues no! Es una obra brillante, un culto a la originalidad realmente sorprendente y una crítica brutal y explícita a la zombificación producida por las nuevas tecnologías, los móviles inteligentes y la interconectividad global.
Bienvenidos al fin del mundo viene de la mano de los productores Tim Bevan y Eric Fellner, que resultarán conocidos para los seguidores de la Web, ya que son los mismos de Una cuestión de tiempo, y de bastantes grandes películas de los Hermanos Coen. El director ha trabajado en varias ocasiones con su reparto, y eso se nota en lo bien que trabajan todos, que realmente parecen disfrutar de lo que hacen.
Simon Pegg, que muchos lo conocerán por su papel de Scotty en Star Trek: En la Oscuridad, interpretando al personaje que más tiempo pasa corriendo, escribe y protagoniza esta sorprendente película, y lo hace francamente bien en su papel de tirado. Nick Frost pone al servicio del largometraje su envergadura, protagonizando muchos de los puntos fuertes, como la rotura del cristal, uno de los momentos más desternillantes de la cinta, amén de aportar mucha fuerza en su estallido violento, ayudado por dos banquetas aterciopeladas.
Humor y violencia con fantasía se mezclan magistralmente, de la mano de una potente banda sonora y una fuerte sensación de amistad, unidas a una acción y unos giros dramáticos del guión auténticamente impresionantes, capaces de dar una patada mortal a los fanáticos de encasillar en géneros todos los estrenos, y de dejar al público anonadado y sin creerse lo que está viendo. Justo en el momento que la película parece que se va a estancar en la mediocridad, ¡Sorpresa! Comienza un desenfreno audiovisual imparable hasta el final.
Plantea también una reflexión sobre el poder muy interesante, amén de un discurso buenísimo e inmejorable sobre parte de la esencia del ser humano, muy unido a nuestras imperfecciones. El cine inglés tiene mucha fuerza este año. Su vitalidad la pone al servicio del humor y consigue excelentes resultados, ya sea en el terreno del amor fantástico, ya en la comedia violenta. Además muestra su vanguardia al destruir completamente las fronteras de los géneros.
Francamente, es la mejor opción de la semana para ir con amigos, o para ir solo, o para ir con quien se quiera. Además tiene el acierto de atentar contra el dogma de lo políticamente correcto. Es acertadísimo el momento en que terminan con el complejo de la homosexualidad, según el cuál en el humor está permitido reírse de todo, menos de los homosexuales. Eso aquí da igual. Por reírse, se ríen de la sexualidad, la política y la religión; pero lo hacen con el buen gusto suficiente como para no ofender a nadie, salvo a aquellos fanáticos sin sentido alguno del humor, que tanto daño hacen a la sociedad coetánea.
Lo mejor es que se tapen los oídos y no sepan ni vean nada de las sorpresas argumentales que les esperan antes de ver la cinta.
[toggle title=”Dato cinéfilo“]Simon Pegg y Edgar Wright vuelven a trabajar en el cierre de los que ellos denominan “Trilogía del helado y la sangre”, por el uso del color de los envoltorios de Cornetto que pueden ser encontrados claramente en sus tres películas. Así, en Zombies Party (2004), el helado era rojo de fresa, simbolizando la sangre de la cinta; en Arma Fatal (2007) era Azul de vainilla, representando el color de la policía; mientras que en esta es verde, de ‘peppermint’, simbolizando…[/toggle]