Ficha técnica
Título: El secreto de Adaline (The Age of Adaline)
Director: Lee Toland Krieger
Guión: J. Mills Goodloe y Salvador Paskowitz
Producción: Sidney Kimmel
Dirección de fotografía: David Lazenberg
Banda sonora: Rob Simonsen
Reparto: Blake Lively (Adaline Browman); Michiel Huisman (Ellis Jones); Harrison Ford (William Jones); Ellen Burstyn (Flemming); Kathy Baker (Kathy Jones)
Duración: 112 minutos
País: Estados Unidos
Año: 2015
Distribuye: eOne
Germán Esteban Espinosa
El secreto de Adaline es una película romántica con un toque de fantasía que evade la pastelosa y vacua cursilería que destilan últimamente películas como Terminator: Génesis y Divergente: Insurgente. Es romántica, pero romántica de verdad; sin exageraciones, sin la pretenciosidad ni las gilipolleces que nos ahogan y aburren tanto en el cine actual. El toque fantástico es la clave del conflicto y del arco de transformación de los personajes. Gracias a ese toque y al buen acierto en la elección de la voz en off del narrador, el largometraje obtiene una atmósfera de cuento que le sienta como un guante y le ayuda a expresar su sentido.
El gran acierto de esta película es el cuidado con el que se ha puesto a trabajar todo su equipo técnico y artístico. En primer lugar, destaca la labor de los responsables de la selección del reparto. Aciertan a la perfección con todos los personajes, incluso con el veterano Harrison Ford, que al colocarlo en medio de la película, ayudan al espectador a no cansarse de los protagonistas. La fotografía y el maquillaje, así como la composición escénica y la planificación, ayudan a que Blake Lively aparezca deslumbrante en pantalla, como si el director se hubiera enamorado de ella. No obstante, el realizador retrata con igual maestría a su coprotagonista, Michiel Huisman.
Harrison Ford está realmente fantástico en su intervención, interpretando a un personaje alejado de los roles cómicos que ha encarnado en estos últimos años, como el militar de la atrozmente mala Los mercenarios 3 o el veterano reportero de la apetecible Morning Glory (2010).
La banda sonora consigue que el ambiente no decaiga en ningún momento y que los sentimientos del público permanezcan a flor de piel durante todo el metraje, consiguiendo que nuestros ojos se humedezcan con una lágrima que lucha por salir, pero que prefiere quedarse dentro de su cuenca y no sumir al espectador en un torrente de emociones, sino mantenerlo expectante y atento en la frontera emocional, a la espera del devenir de los acontecimientos.
También destacan los pequeños toques, las ideas geniales que ayudan a incrementar la sensación de placer y disfrute con la que el espectador abandona la sala. El toque cómico a la par que científico del narrador, crea una fantástica relación de camaradería con el espectador, mientras que el razonable parecido entre el actor que interpreta a Harrison Ford de joven y el propio Harrison Ford de antaño, invita al público a aplaudir mentalmente a los directores de casting de la película.
El secreto de Adaline es una producción que sorprende y agrada, a la vez que mantiene la atención del espectador durante todo el tiempo. Los amantes del cine podrán disfrutar buena parte de la película con unas gotas de humedad en el ojo sin ahogarse en la cursilería petulante, pueril, vomitiva y vacua a la que el cine pretenciosamente romántico de los últimos meses nos tiene acostumbrados. Es la opción perfecta para los que quieran romanticismo real y atmósfera de cuento, de relato con toques de fantasía y ambiente de ensoñación.
Es sin duda una sorpresa muy gratificante encontrarnos con productos como este, que pese a llegar con muy poco bombo y escasa campaña de marketing, deja al público plenamente satisfecho y contento de haber invertido su dinero en comprar su entrada.
Dato cinéfilo
Parece ser que la elección de Blake Lively no fue del todo una idea genial de los directores de casting, sino una feliz coincidencia, pues se debió a que Natalie Portman rechazó, por fortuna, interpretar este rol. No decimos, ni mucho menos, que Portman sea mala actriz, simplemente que en esta película no hubiera transmitido la sensación de experiencia vital interna que consigue transpirar Blake Lively.