Crítica de cine: Anomalisa
Ficha técnica
Directores: Duke Johnson y Charlie Kaufman
Guión: Charlie Kaufman (Basada en la obra de teatro del mismo guionista)
Producción: Duke Johnson, Charlie Kaufman, Dino Stematopoulos, Rosa Tran
Dirección de fotografía: Joe Passarelli
Reparto: David Thewlis (Michael Stone); Jennifer Jason Leigh (Lisa); Tom Noonan (Todos los demás personajes)
Duración: 90 minutos
País: Estados Unidos
Año: 2015
Distribuye: Paramount
Germán Esteban Espinosa
Hay películas cuya puesta en escena y argumentos son sorprendentes por su innovación y originalidad, y además animan a los críticos de cine de todo el mundo a sacar a relucir su aspecto más integrado y ponerse como locos con ella, ensalzando todas sus características y poniéndole automáticamente el título de obra maestra. Nosotros vamos a ir con cuidado y vamos a introducirnos superficialmente en el análisis de Anomalisa, una película que, siendo excelente o no tanto, necesita de un tiempo de reflexión para comprender qué narices es lo que nos ha contado.
Lo primero que tenemos que conocer de Anomalisa son los aspectos contextuales de la película. En la dirección nos encontramos con dos personas: Charlie Kaufman y Duke Johnson. Nos podemos hacer una idea del contenido de la película si vemos la filmografía de Kaufman y nos encontramos con que es el artífice de una de las películas comerciales más extrañas de la historia reciente de Estados Unidos: Cómo ser John Malkovich (1999), en la que un trabajador descubría en unas oficinas de techo bajito que podía introducirse en la mente del célebre actor.
Al tratar de descubrir quién es la cabeza detrás del argumento, concluimos rápidamente que es Kaufman, pues Duke Johnson destaca sobre todo por producciones de animación en stop-motion, que es la técnica de animación que consiste en hacer muchas fotografías de marionetas o muñecos de plastilina que al proyectarse rápidamente dan la sensación de movimiento. Por tanto, el director argumental es Kaufman y el responsable de la animación, Johnson.

Lo segundo que nos llama la atención de Anomalisa es el modo de presentar el argumento. Como hemos dicho se utiliza la técnica del stop-motion, pero con una textura insólita para los personajes, que claramente denotan estar formados por una máscara dividida en dos partes y unos ojos de cristal que dan cierta atmósfera tenebrosa a la historia. Llama poderosamente la atención que se emplee esta técnica para narrar una historia adulta, sin fantasía. Resulta aterradoramente sorprendente que esta técnica consiga en algunos momentos hacer que la película resulte más real y verosímil que la propia realidad.
Hay una escena sexual, la única de Anomalisa, que está perfectamente realizada. Algo que podría parecer cómico consigue traspasar las fronteras semióticas de los lenguajes y parecer más real que la realidad auténtica. Es una escena que Duke Johnson tardó en realizar seis meses debido a su complejidad y a la gran intimidad y verosimilitud que transmite. Es una escena que, si se realizara con personajes de carne y hueso, posiblemente la haría merecedora de la censura estadounidense y condenaría a la película al ostracismo de las salas de adultos o de la censura. Es una escena realmente fantástica, la mejor y más intensa de la película, que sin duda hará que el espectador se enamore o se asquee y, en cualquier caso, quede enormemente sorprendido por el realismo que transmite.

En cuanto el argumento de Anomalisa, es una auténtica rayada mental. Cuesta entenderla. No es de esas en las que uno sale del cine y puede dar su opinión inmediatamente, sino que necesita de una reflexión posterior como la que estamos haciendo mientras escribimos o leemos esta crítica. Pensamos que la clave hermenéutica para adivinar su sentido es que parte de la premisa del uso de lo que Pasolini definió como Estilo Indirecto Libre en la cinematografía.
Mediante este estilo, la imagen o la cámara nos muestra, de alguna manera, la realidad tal como la siente y la ve el personaje. Es decir, tendríamos que conseguir adivinar el estado emocional del protagonista a través de cómo se nos muestra la realidad, bien sea deformándola al estilo del Expresionismo alemán (que no empleaba exactamente este estilo); o utilizando algún sistema de angulación o movimientos de cámara que tradujeran en signos icónicos la semántica emocional del personaje, como hizo Terrence Malick en el inicio de la sobrevalorada El árbol de la vida (2011).

El trabajo interpretativo es también correcto. Llama poderosamente la atención que la mayoría de mujeres que aparecen tengan voz de hombre, incluidos los niños pequeños, y que casi todos tengan un rostro muy parecido y empleen unos diálogos muy semejantes.
Anomalisa es una película que no deja indiferente y que anima a la reflexión e incluso al debate teórico sobre su concepción y finalidad. Pese a resultar extraña, es de esas piezas que merece la pena disfrutar para encontrarse con un modo de narrar diferente al que estamos acostumbrados y averiguar si es una obra maestra o se pierde en sus confusas intenciones.
Dato cinéfilo
Un aspecto que llama poderosamente la atención de Anomalisa es que en buena parte fue financiada mediante crowfunding en la plataforma digital Kickstarter. También es digna de alabanza la elección del nombre del hotel en el que se hospeda el protagonista.