Andrea Reyes de Prado
@AudreyRdP
Belleza. Belleza en los marcos que custodian las obras. Belleza en los paisajes, llenos de poesía; en su naturaleza, en su profundidad o cercanía. Belleza en las escenas representadas, en su historia, en su espacio y tiempo. Belleza en sus personajes, en sus rostros, en su alegría, tristeza, sorpresa o frustración.
Así es la exposición que nos ofrece el Museo del Prado de Madrid. Belleza encerrada en diecisiete salas que recogen obras de Fra Angelico, Mantegna, Durero, Van Der Weyden, Tiziano, Brueghel el Viejo y Brueghel el Joven, El Greco, Rubens, Zurbarán, Dughet, Velázquez, Murillo, Teniers, Giordano, Goya, Fortuny… ¿Cómo no va a ser bella?
Las exposiciones temporales que ofrecen los museos suelen estar dedicadas a un único autor, y éste es otro motivo por el que “La belleza encerrada” resulta atractiva. Es darse un largo, melancólico y hermoso paseo por la Historia y por la Historia del Arte, entre finales del siglo XIV y el final del XIX español. Es admirar y admirarse ante obras ya conocidas y otras inéditas para muchos, pues desde hacía años se conservaban en los almacenes. Es adentrarse en cada escena, convirtiéndose en una pincelada más, entre la aristocracia europea y una sinfonía de Tchaikovsky.
Es una oportunidad única para dejarse llevar por la belleza que encierra cada pequeño detalle escondido entre el talento de tantas manos brillantes. La belleza estará encerrada en el Museo del Prado hasta el 10 de noviembre de 2013 en el Edificio Jerónimos.